La salsa de tomate casera es fácil de preparar con ingredientes básicos como tomates, cebollas y ajo. Cocinar a fuego lento resalta su sabor, creando una mezcla deliciosa y versátil perfecta para pastas, pizzas o como base para otras salsas. Personaliza con hierbas frescas como albahaca o orégano para un toque único.
Ingredientes:
- 1,5 kg de tomates maduros
- 1 cebolla grande, picada
- 2 dientes de ajo, picados
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 zanahoria, pelada y rallada (opcional, para dulzura)
- 1 hoja de laurel
- Sal y pimienta al gusto
- Azúcar (opcional, para ajustar la acidez)
Selecciona tomates maduros y de buena calidad para una salsa más sabrosa. Agrega un toque de azúcar al cocinar para equilibrar la acidez y realzar el sabor.
Preparación:
- Lava los tomates y haz un pequeño corte en la base de cada uno. Luego, sumérgelos en agua hirviendo durante unos 30 segundos y transfiérelos inmediatamente a un recipiente con agua fría para pelarlos fácilmente. Pela y pica los tomates.
- En una sartén grande, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Agrega la cebolla y el ajo, y cocina hasta que estén tiernos y transparentes.
- Añade los tomates picados, la zanahoria rallada (si la estás usando), la hoja de laurel, sal y pimienta al gusto. Si los tomates no son lo suficientemente dulces, puedes agregar una pizca de azúcar para equilibrar la acidez.
- Reduce el fuego a medio-bajo y cocina la mezcla a fuego lento durante aproximadamente 45 minutos a 1 hora, revolviendo ocasionalmente. La salsa debe reducirse y espesarse.
- Retira la hoja de laurel y usa una batidora de mano para obtener una salsa suave. Si prefieres una textura más gruesa, puedes omitir este paso o batir la salsa a pulso para dejar algunos trozos pequeños.
- Prueba la salsa y ajusta la sazón según sea necesario.
¡Y eso es todo! Ahora tienes una deliciosa salsa de tomate casera lista para acompañar tus platos favoritos. Puedes guardarla en frascos esterilizados para conservarla por más tiempo. ¡Buen provecho!
